“No debemos tener miedo a confrontarnos, hasta los plantetas chocan y del caos nacen las estrellas”.
¿Qué es la confrontación?
La confrontación es la acción del verbo confrontar, palabra de origen latino, integrada por el prefijo “con” que significa encuentro y por “frontis” que es la frente de la cara.
La confrontación es un encuentro cara a cara donde dos o más personas, discuten sobre una determinada situación sus diferentes puntos de vista, opiniones, desacuerdos, etc. Esta surge necesariamente de las diferencias individuales y es muy importante para llegar a conclusiones más acertadas.
Ahora voy a contar una pequeña historia que alguna vez alguien me dijo, la cual se titula: “El joven aventurero”
Había una vez un joven explorador que se encontraba en una expedición muy peligrosa, la cual era en lo más profundo de la selva Amazónica. Era una misión de vida o muerte pues si fallaba era prácticamente un hecho que iba a morir. Por otro lado, si la completaba, la recompensa era bastante prometedora, ¿pues quién se puede resistir a una riqueza similar a los 74M de dólares?
Antes de llegar a tan ansiada riqueza debía completar las pruebas más difíciles del mundo, eran tres en total: la primera consistía en atravesar el pasaje de los monos, del cual era casi improbable que saliera con vida; la segunda prueba era atravesar el volcán ardiente y por último era evadir al gran rey mono y conseguir el tesoro. Estas pruebas sonaban complicadas, pero el joven explorador no se iba a dar por vencido. Al llegar a la primera prueba, pasó sin problema alguno, al parecer lo que decían sobre ella eran puros rumores.
Lo complicado fue al llegar al volcán ardiente, puesto que, al ser de un increíble tamaño, los nervios y las posibilidades de dejarlo todo se iban haciendo cada vez mayores. El joven
no se dejó influenciar por sus pensamientos y decidió cruzar el dichoso volcán. Fue más fácil de lo qué pensó, porque al no distraerse al mirar abajo, evitó caer.
Una vez realizada la segunda prueba sólo le quedaba la del rey mono, la más complicada de todas. En la cual estuvo a punto de rendirse, pero no se dio por vencido. No había llegado tan lejos como para dejarlo todo de un golpe, así que decidido y seguro de sí mismo, recargó su rifle y entró a la guarida del mono. Al llegar se encontró con la casualidad de que el mono estaba justo tomando una siesta, así que sin hacer mucho ruido, tomó el tesoro y se fue lo más rápido y silencioso que pudo.