A lo largo de nuestra vida siempre nos encontraremos con personas que nos pueden hacer daño con sus acciones, por esto, es muy importante saber perdonar y pedir perdón.
Pero ¿qué es el perdón?
Para mi es el camino de la salvación. Es dejar marchar la dureza que se tiene hacia una persona, soltándola de ese vínculo y de todas las cosas que guardamos en nuestro interior contra de ella. El perdón es un proceso que dura toda la vida, en el cual, se va recibiendo la gracia en cada momento.
Una persona que perdona, puede recuperarse del daño que le fue causado. Cuando perdonamos a alguien, significa que estamos dispuestos a darle una nueva oportunidad de cambio, a quien nos hizo daño y construir un nuevo capítulo en nuestras vidas con esa persona. La venganza, el rencor y el odio son sentimientos que, si no perdonamos, se pueden albergar en nuestro corazón. El hecho de que perdonemos a una persona no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño ocasionado, ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida.
Perdonar es proceso complicado, algo que sólo nosotros mismos podemos hacer.
Al ofrecer nuestra buena voluntad a la persona que nos hizo daño, encontramos el poder para sanarnos. Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos.
Es por eso que, saber perdonar y aplicarlo es muy importante, ya que perdonando nos liberamos de todas las cargas para poder seguir adelante.
Cuando ponemos un fin al ciclo del dolor por nuestro propio bien, podemos pasar del dolor a la compasión.
El perdón es un acto que involucra nuestra fuerza de voluntad, en cual decidimos, si nos desprendemos o no de algo que roba nuestra energía, nuestra calma o nuestra tranquilidad.
La mayoría de las veces la primera reacción que tenemos cuando alguien nos hace daño, es hacerle un daño igual. De eso se trata la venganza.
En el Antiguo Testamento de La Biblia dice que si alguien nos quita un ojo nosotros debemos quitarle el suyo, " Ojo por ojo". Pero Mahatma Gandhi supuso que de ser así todos acabaríamos ciegos, por eso renunciar a la venganza es detener una cadena de males para todos.
Desde mi punto de vista, es natural que deseemos un castigo para esa persona que nos hizo daño. Sin embargo, tenemos que hacer un esfuerzo, atrevernos a perdonar y poner fin a la situación que nos causó dolor. No debemos confundir el hecho de perdonar a una persona con el hecho de pronunciar una palabra.
"Equivocarse es humano, perdonar es divino" -Alexander Pope